Ha llegado la temporada en la que tomar la tijera o bien la sierra y liberar a los árboles ornamentales y frutales de ramas secas o bien poco productivas. Más no se puede recortar a lo loco: pues un cúmulo de fallos puede llevar a la muerte del ejemplar.
Podar o bien no podar? Esa es la cuestión. Es verdad, que una poda de altura a tiempo supone remozar un ejemplar, que va a ganar en salud y vigor. Asimismo salvaguarda la seguridad, pues una copa demasiado grande en un pequeño jardín es un inconveniente asegurado.
Por otra parte, a lo largo de décadas se ha abusado de la poda y muchos ejemplares están desfigurados por el capricho de jardineros que trabajaban ya hace cuarenta años. Estos días en ciudades como Valencia se están podando ejemplares de olmo, si bien la época de poda se prolongará más de la cuenta (hasta bien entrada la primavera), pues no hay recursos suficientes para realizarla en el instante adecuado: el mes de enero.
En el jardín, asimismo va a haber que podar ciertas plantas ornamentales (hiedra, plumbago, hibiscus, campsis, madreselvas…), y los setos de aligustre. Los consejos son muy parecidos: para los que sean leñosos, eludir hacer el corte sin tomar en consideración un tirasavias que deje continuar el desarrollo. Sostener siempre y en toda circunstancia limpia la herramienta y si el corte es profundo aplicar una pasta protectora.
En el caso de los frutales, la función de la poda tiene otros trabajos añadidos: asegurar que las ramas son productivas, que el ejemplar no aumenta demasiado en altura (o bien va a ser imposible acceder a la fruta superior) y eludir que se enmarañe la copa y circule poco aire (los hongos van a estar asegurados). Por norma general, debe prevalecer el los pies en el suelo. Jamás podar por capricho, hacerlo por necesidad. La naturaleza es sabia y jamás ha considerado poda alguna.
-Tirasavias. Siempre y cuando se pode una rama hay que dejar yemas o una ramita secundaria al lado del corte, a fin de que la savia no se interrumpa de manera brusca. Este consejo, sirve asimismo cuando se poda un seto o bien un arbusto pequeño: si se deja la yema inmediatamente antes del corte, se evitarán muchas pudriciones y formas no deseadas. El árbol, reacciona de forma desaforada para recobrar su forma y de no tener una yema preparada lanzará demasiados brotes.
-Desequilibrio. La intervención en un árbol debe ser aqui por su salud. Nunca se debe podar una parte de la copa porque colisione con una pared, por servirnos de un ejemplo. En un caso así, el árbol va a quedar desequilibrado y terminará por romperse o bien fallecer. Si se rompe una rama primordial por una tormenta o bien el peso de la nieve, va a haber que podar asimismo una parte del resto con la intención de conseguir el equilibrio que el árbol precisa. Estas podas mal hechas son peligrosísimas.
-Malas temporadas. El mejor instante para podar un árbol acostumbra a ser a inicios de invierno: es cuando está en periodo vegetativo y puede permitirse una temporada sin hojas. Además de esto, la savia apenas circula y se evitará el ‘desangre’ del ejemplar. Un corte mal efectuado (sin un tajo limpio) y en una temporada no conveniente, dañarán sensiblemente la salud del árbol, que puede presentar en esos puntos infecciones de hongos que van a llevar a su pudrición.
–Muñones. Este es el resultado, de las podas no adecuadas o bien fuera de temporada. Son crecimientos exagerados, que efectúa el árbol con el objetivo de crear un bloqueo para eludir la entrada de patógenos, o pues ha perdido la noción de qué rama debe hacer crecer. Cuando se corta una rama, el ápice deja de generar la hormona que regula el desarrollo, y la planta queda confusa. Hay que eludir por este motivo las malas prácticas o bien la salud del árbol se resentirá.
-Ramas superiores. Otro de los fallos comunes de la poda, es recortar las ramas primordiales. Esto tiene lugar, cuando se necesita reducir su poda por cuestiones de seguridad. No obstante, jamás deberían cortarse las ramas de más de diez centímetros de grosor, por el hecho de que el tirasavias que crecerá después, va a ser considerablemente más enclenque, en tanto que va a haber crecido sobre un soporte no conveniente. Bajo el tirasavias se va a crear un bulto para mantener el peso, y terminará por ceder.
-La poda conveniente. El resultado final debe ser una poda aireada (para no amontonar humedad que dé sitio a enfermedades), libre de ramas muertas y de forma perfecta equilibrada. El árbol, es un ser vivo muy ‘inteligente’ y sabe de qué forma debe crecer, exactamente en qué dirección y cuánto peso es capaz de mantener su leño. Si el humano interviene en ese proceso, debe ser solamente por razones de salud. En el caso de la poda ornamental, ha de ser poco violenta.